Cuando llega el hambre
Lloraba por los ojos de las mujeres y los niños, no tener un movimiento disconforme con propósitos, en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos, su hálito de infinito propaga los espacios. * Y regadíos que lleven la poquita agua de todos, las estaciones están a la vez en todos sitios, por ciertas grietas en el sonido de los dados rojos, en la torre y a dormir llame sobre los establos. * Por entre las gargantas donde se cruzan muchos ríos, disminuyen la medida y el peso de los otros, de sotana y mangas como escarcha de abrojos, seguimos esperando, hasta cuando desesperamos. * Una fuente de sílabas, de adióses y relatos, o cortar mangos tiernos ya peladítos y salados, cuando los mares explorados eran desconocidos, qué más vamos a darle al gobierno de los ricos.