Ardían nuestros cuerpos

Anoche; escarbe tus cabellos, mientras tus manos acariciaban mi espalda. Ardía mi sangre bajo mi piel, rozando tus labios con mis labios. Empecemos  a ser arena en una playa, mojados con el vaivén de nuestros cuerpos, ombligo con ombligo y de repente mi boca se confundió con tu lengua.
Mis manos empezaron a recorrer tus curvas, mientras andabas mirándome sin miedo, tu lengua se  escapo de mi boca y se perdió en mi cuello,, bajando despacio, ardiendo mi corazón. 

Yo: tome sobre tus pechos, el cáliz dulce de tu cuerpo, mientras tú,  te adueñabas del mio por completo.

Ardian nuestros cuerpos, y ninguno se hizo responsable de ese fuego.
Fuego si, mojado en nuestros dedos, del agua que brotaba al mismo tiempo nuestros cuerpos.
Una extensión de placer corría por la espalda, mientras encontré un lago cristalino en tu mirada.
Una mirada fija, que buscaba la mía, mientras apretabas las sábanas y tus piernas me abrazaban.
Un mar de besos se adueñaron de nosotros y en un temblor de piernas pararon nuestros cuerpos, y en un suspiro de placer, nos dijimos...Te quiero.

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